jueves, mayo 29, 2014

carranza



Vivía cada día como si fuera el último
y quería que lo fuera
el último sabor, la última astilla.
adrenalina en adrenalina
como una ardilla
trepando árboles de noche
mirando de lejos, cayendo, saltando tan alto...
los ojos del tamaño de la luna
y el cerebro hecho sonrisa
o la sombra desconsuelo.
de encontrar el amanecer
y no haber muerto
en el vértigo






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