La venus de milo está aquí. La diosa de la sabiduría.
Pero siempre querrás caminar otros techos. Siempre el anhelo de relamerse de lejos.
Deseos y no deseos. Complejidades y descomplejos.
Yo no doy tantas vueltas, voy derecho.
Intentas juzgar.
Como si uno mismo fuera capaz de decir en voz alta lo que le pasa por dentro, sin equivocarse, sin mentir.
Lo áspero de nuestras charlas
me pedís que reflexióne. Es imperdonable.
Para qué dejar que nos sigamos engañando.
Siempre sufriendo bajo alguna sábana.
Siempre quedando cayados, o desoyendo.
Algo nubla mi certeza de que puedo dejarte. Y no sé de dónde proviene su poder.
Y los cuchillos que van y vienen nuestro aire.
Temo que mi corazón se haya esfumado.
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